Francisco Pizarro y la invasión al Tahuantin-Suyu

La llegada de Francisco Pizarro a Cajamarca y la invasión al Tahuantin-Suyu

Cuando llegaron los invasores españoles a América, se habían asentado en Panamá. Los españoles tenían mucho interés en avanzar hacia el sur porque los nativos de ese lugar afirmaban que había mucho oro. Muchos de los españoles intentaron aventurarse solo con la boca, pero no se animaban.

Después de 34 años, hubo quienes se pusieron de acuerdo, éstos eran el sacerdote Hernando Luque, Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Éstos últimos se acercaron al sacerdote Luque para solicitarle un préstamo y quizás hasta firmar un contrato como socios en la invasión que pensaban realizar, al imperio del Tahuantin- Suyu.

Después de una larga conversación, se pusieron de acuerdo y firmaron el contrato el 10 de marzo de 1526. El sacerdote puso el dinero y Pizarro y Almagro la aventura para invadir el territorio desconocido. Con el dinero obtenido, los dos viajaron a España para conseguir el permiso de su majestad Carlos V. A los 4 meses, el 26 de julio de 1526, Carlos V firmó los contratos, otorgándoles a Francisco Pizarro y Diego de Almagro los derechos de conquista.

Pizarro y Almagro, después de un año de estadía en España, regresaron a Panamá. El 27 de 1527 en una solemne misa, se bendijo las banderas de Pizarro.

Francisco Pizarro cuando avanzaba hacia el oro codiciado, recibió un mensaje de parte del gobernador de Panamá, Pedro Ríos, para que regresara. Pero Pizarro, rebelándose, tomo su espada y marco una línea en la tierra, marcando norte y sur, y dijo: “por aquí se va a ser pobre (Panamá)”, y mostrando al sur dijo: “por aquí se va a ser ricos”. De los 183 hombres que tenían, solo le quedaron 13, por lo que tuvo que regresar a Panamá a buscar más hombres. Una vez que completo su equipo, regresó a intentar su aventura hacia la fuente de oro.

Francisco Pizarro y sus tripulantes llegaron al Puerto de Tumbes en 1529. Para asesorarse, envió a un marinero para rastrear, hombre que a su regreso conto maravillas de lo que había visto. Pizarro no le creyó, por lo que nuevamente envió a Alonso De Molina, quien dejo el barco acompañado de un esclavo negro munido de bagatelas para ofrecer al curaca de Tumbes, con quien trabo amistad.

El curaca al recibir los regalos, le contribuyo a Molina con mucha fruta, una llama y chicha.

Molina de vuelta al barco, describió la majestuosidad de la ciudad, por lo que desembarcaron y se asesoraron de la posición del soberano Inca.

Habiendo obtenido los datos, hicieron dos días de caminata hasta que divisaron un valle hermoso: la Ciudad de Cajamarca, el 12 de noviembre de 1531. La contemplaron desde la cima, anonadados, a la ciudad desierta, con una plaza mayor como la de cualquier ciudad de España, rodeada de magníficos palacios de piedras. Pizarro ingreso a la Ciudad de Cajamarca con 180 soldados y 37 caballos, y se posesiono del palacio real.

De 1492 a 1532 hay un espacio de 40 años después de que Colon abriera las puertas de América, quien vivió entre los indios del norte, engañando con bagatelas por oro.

El primer genocidio en la actual sur américa lo cometió Francisco Pizarro, el 15 de noviembre de 1532 en la Plaza de Cajamarca, donde el invasor dio muerte a 10,000 quechuas- aimaras, ciudadanos del Tahuantin-Suyu.

Yachachej (Profesor) Héctor Hugo Sánchez Guzmán.


Ruta de exploración de Francisco Pizarro durante la conquista del Perú